Con la llegada del covid y la declaración de pandemia, volvió a ser moneda corriente el escuchar hablar de las ollas populares. Dos años después, el covid se fue, pero las ollas siguen siendo necesarias para una parte de la población y están presentes dando un plato de comida digno a miles de personas que no tienen los medios propios para sobrevivir.
En ATSS funciona, los lunes y miércoles, la olla Palermo. No somos ajenos a la realidad que atraviesa nuestro país. Por un lado, existe un crecimiento económico en ciertos rubros y, por otro lado, hay ajuste fiscal, recorte del gasto público e inequidades sociales, con la
pobreza en aumento, sobre todo, pobreza infantil.
Vivimos de cerca lo que producen el modelo de desigualdad y la ausencia del Estado en materia de políticas públicas. Muchas de nuestras compañeras y muchos de nuestros compañeros, a diario, atienden en BPS a usuarios que llegan a nuestros escritorios con la necesidad en los ojos.
Por eso es que nos solidarizamos con cada compañera y cada compañero que está al frente de cada olla, que pone su tiempo y, con un inmenso cariño, elabora lo que está a su alcance con ningún otro fin más que el de darle a esa vecina o ese vecino una porción de alimento digna.
Creemos que las ollas no deberían existir, pero están y necesitan de todo el movimiento social solidario para seguir funcionando. Por eso es que nos hacemos eco de la Coordinadora Popular y Solidaria Ollas por Vida Digna y las y los convocamos a marchar el martes 11 de octubre.
Por trabajo, pan y techo.
¡Basta de hambre, basta de desigualdad!
Estamos presentes construyendo comunidades solidarias.