Historias de vida en BPS

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En nuestro trabajo diario atendemos a decenas de personas, cada una con situaciones e historias de vida muy distintas, pero a las que les une el tener que ir al BPS para solucionar problemas.

Hoy quiero contarles solo algunas que ocurrieron en el último mes, y que por el accionar dispuesto y los mecanismos de tramitación que se ordenan desde las jerarquías nos enfrentan todo el tiempo a situaciones en las que nada, o casi nada podemos hacer para ayudar a la gente a acceder a sus derechos.

Se que no solo es mi sentir, sino que somos muchas y muchos trabajadores del BPS que nos identificamos con el concepto “servidor público” y que por nuestra coyuntura laboral y órdenes recibidas nos transforman en meros burócratas, y ante eso es que peleamos en el día a día, sabemos que podríamos hacer muchísimo más por la gente que concurre a las oficinas, pero para nuestras jerarquías, eso poco importa.

Los nombres que se dan son ficticios (por motivos obvios)

Martha viene a nuestra oficina para intentar cerrar su empresa, que inició a principios de los 90 y que a mediados de la década dejó de aportar, por el simple hecho de que cesó realmente su actividad. El sistema por corridas automáticas le da un cierre de oficio al año 2014, Martha está tramitando una pensión por vejez y evidentemente los sistemas observan falta de pagos y nóminas desde el 90 y pico hasta el 2014.

Le informamos que debe clausurar su empresa a la fecha real del cese, para que luego pueda estudiarse correctamente si existe o no algún tipo de adeudos, y que esa tramitación está dispuesta que se haga de forma obligatoria por vía web.

En el interior, al no existir ventanilla única BPS-DGI en la amplia mayoría de nuestras oficinas, las tramitaciones presenciales deben iniciarse en DGI, pero en la Dirección de Impositiva tienen la misma orden que nosotros, no se hace nada presencial, todo por la web, y la gente es rechazada a diario, por esa falta de documentación y porque nos han estado eliminando perfiles de trabajo, ya cada vez quedan menos funcionarios/as del BPS con habilitaciones para poder resolver las solicitudes en la atención presencial, amén de las órdenes dictadas por las jerarquías de que todo se haga por la web.

Paradójicamente, a Martha le hubieran insumido apenas unos diez minutos solucionar su problema, si pudiera haber sido atendida presencialmente en DGI y luego en BPS.

Pero el problema viene ahora, cuando luego de decirle que debe tener su usuario persona Martha nos cuenta que hace meses que vive en situación de calle, y que no tiene celular, ni conocimiento para poder hacer su clausura, clausura que debe ser cumplida para poder tener una insuficiente pensión a la vejez, pero que al menos, será un ingreso fijo, repito, para alguien que vive en situación de calle.

Junto con la querida compañera que la está atendiendo, resolvemos recibirle toda la documentación requerida y realizar un expediente electrónico para enviar  la solicitud de clausura al mismo lugar a donde iría la solicitud luego de ingresada por la web, o sea, las unidades descentralizadas, también conocidas como el back.

Al principio y por este tipo de situaciones, comenzamos a enviar algunos expedientes semanales (que no pasaron de 4 o 5), con todos los requisitos cumplidos al back para su proceso, al inicio, todo bien, las compañeras y compañeros del back los procesaban y los enviaban a la oficina para informar que se había cumplido la solicitud.

Este tipo de situaciones fueron planteadas ante la Gerencia de Sucursal, y las fuimos solucionando con ese método, que era una “zona gris” en lo que nuestras autoridades dispusieron, y que además, respetaba y se enmarcaba en nuestro Reglamento de Procedimiento Administrativo.

Pero, porque siempre hay un pero, al poco tiempo las jerarquías del back resolvieron que no les gustaba esta modalidad y comenzaron a rechazar los pocos expedientes semanales que enviábamos. Uno a uno, sin importarle los motivos, que ya habían sido expuestos y que incluso se fundamentaban en los envíos que realizábamos.

Pero esto no termina aquí:

En el mismo mes, viene Juan a mi escritorio, acompañado de un niño pequeño para solicitar el inicio de un monotributo MIDES. A Juan le habían abierto el año anterior un monotributo común por parte de nuestra área de fiscalización, y ahora, para evitar caer en infracción nuevamente, vino por su propia voluntad.

Una vez más, le decimos al hombre que el BPS no atendía presencialmente su solicitud, sino que por órdenes de nuestras jerarquías, debía hacerlo por vía web.

Le imprimo el formulario que debía escanear para enviar por su usuario y al dárselo, con una vergüenza en su voz indescriptible me dice:

“no sé escribir”.

Juan estaba con el niño pequeño, a quien trataba con un cariño que no podría transmitirles en estas líneas, una persona que tenía una dignidad de tipo que laburó durante toda su vida, sin la menor de las oportunidades y que sin embargo, seguía metiéndole para llevarle a ese niño y a su familia un plato de comida.

A Juan le imprimo el formulario, lo completa con la ayuda de un conocido suyo, recibimos toda la documentación recibida, creamos un expediente electrónico y lo enviamos al área deslocalizada, ya que de un tiempo a esta parte, los perfiles para las tramitaciones más simples nos fueron eliminados, y ni que hablar que la DGI de la localidad en que trabajo no atiende de ningún tipo de excepciones a la hora de atender y/o procesar solicitudes de la gente.

A las semanas, el expediente vuelve rechazado.

Obviamente, Juan no pudo abrir su empresa.

Doña María llega una mañana del mismo mes para clausurar su empresa, es pescadora artesanal, tiene más de 65 años y me cuenta que ya está cansada y que va a cerrar para jubilarse.

Además, relata toda una situación y contexto de vida de los pescadores artesanales, de muchachos de 30 que ya parecen de 50 por lo sacrificado de la tarea, de cómo ella y su familia van por la noche a revisar la basura del supermercado para poder sacar algo de comida, y también me cuenta con orgullo, que puede tener mil problemas, pero que siempre paga los aportes al BPS.

María hizo su usuario personal, y pidió ayuda a la nieta para poder cerrar su empresa y jubilarse de una vez, pero enseguida tuvo problemas, que ella creyó serían por su celular viejo.

Fue a ANTEL a conseguir otro celular más nuevo y el aparato le seguía repitiendo que no poseía permisos para poder operar en su empresa.

Chequeamos la situación, la ayudamos a realizar el reclamo a la asistencia en línea, y como en las veces anteriores, resuelvo que María no puede seguir esperando por una prestación que es para comer, sencillamente es para poder vivir.

Y creo un nuevo expediente electrónico que envío el día 17/2 al área deslocalizada, seguramente sea nuevamente rechazado, como tantos otros, por no haber sido ingresado por la bendita modalidad web.

María me cuenta con orgullo que es bisnieta de Leandro Gómez, también me dice que Leandro fue el único general que tomó la espada de José Artigas en sus manos, porque parece que existe algún tipo de maldición al respecto, se despide con una sonrisa, dándome las gracias y unas palabras: “Yo de internet no se nada, pero de historia si que se, me leo todo lo que puedo”.

Yo es que a María el BPS también la dejará por el camino.

Las historias se repiten y la gente que no puede acceder a sus derechos como corresponde, y que no encuentran un BPS humano que pueda darle respuesta se multiplican. Las personas desisten en muchos casos de seguir adelante con sus trámites, o deben verse obligados a pagar a un gestor para que lo realice (eso quienes puedan), más de una persona llora de la impotencia ante un Estado cada vez más ausente y lejos, a todos les intentamos encontrar una solución, o al menos una respuesta que sea algo más que “hágalo por la web”, cántico que las jerarquías del Banco de Previsión Social nos ordenan dar por respuesta.

Esta podría parecer una lucha contra molinos de viento, pero no es más que nuestra tarea, hacer nuestro trabajo con compromiso por la gente. Saber que no todos ni todas han tenido las mismas oportunidades en la vida, que detrás de cualquier trámite o solicitud hay historias de vida y personas que merecen ser atendidas de la mejor manera.

Que no vamos a dejar que nuestros usuarios y usuarias deban ponerse a llorar en nuestros mostradores para que alguien muestre un poco de compasión. La gente no se merece este BPS, las y los trabajadores tampoco.

Esta lucha la seguiremos dando con compromiso, con trabajo, con el respaldo y garantía de los reglamentos que tenemos que cumplir. Y no hay gerente, director, órdenes verbales, ni amenazas de cambiar al personal de área si no acatan que nos obliguen a este accionar.

Las jerarquías del BPS saben perfectamente que lo que están haciendo no se ajusta a derecho, que nuestro Reglamento de Procedimiento Administrativo nos ordena a recepcionar la documentación que se encuentre en condiciones de tramitar por cualquier vía disponible.

Pueden seguir quitándonos los perfiles de trabajo, pueden seguir dando órdenes en contra de todo lo que está dispuesto, las y los trabajadores del BPS seguiremos resistiendo.

Y si quieren sancionarnos saben dónde estamos.

Fotos: Alejandro Pérez – Gonzalo Moreira

Texto: Gonzalo Moreira, Secretario de prensa ATSS